El pasado 26 de marzo se llevó a cabo AI and the Future of News, una conferencia organizada por la Universidad de Oxford que reunió a periodistas, académicos y expertos en tecnología para debatir el impacto de la inteligencia artificial en el periodismo y la sociedad. A lo largo de varias sesiones, el evento abordó los desafíos y oportunidades que trae la IA al ecosistema informativo, destacando la necesidad de una mirada crítica y ética sobre su implementación.
Uno de los primeros temas discutidos fue la forma en que los medios cubren la inteligencia artificial. Varios ponentes señalaron que la cobertura actual suele estar dominada por el entusiasmo tecnológico, enfocándose en lanzamientos de productos o innovaciones, sin profundizar en sus implicancias sociales. La periodista paraguaya Jazmín Acuña lamentó que en América Latina se reproduzca una narrativa poco crítica, centrada en lo que hacen los gobiernos o empresas, pero sin analizar el costo humano. Katharina Schell, subdirectora de APA en Austria, opinó que muchas veces las notas sobre IA se mueven entre el miedo y la fascinación, sin cuestionar el propósito real de las herramientas.
En paralelo, la IA ya está transformando la forma en que se produce la información. En redacciones de todo el mundo se están desarrollando herramientas experimentales que van desde chatbots entrenados con entrevistas reales, como el caso de El Surtidor en Paraguay, hasta detectores de deepfakes utilizados por la BBC. El Financial Times, por su parte, ha implementado sistemas internos para generar resúmenes automatizados o fomentar la participación de sus lectores en los comentarios de sus artículos. Pero los editores coinciden en algo: la supervisión humana sigue siendo fundamental. Como destacó la ingeniera Sannuta Raghu, de Scroll, incluso los mejores modelos requieren intervención editorial para evitar errores, sesgos o malinterpretaciones.
Otro eje de debate fue el impacto estructural que tendrá la IA sobre el ecosistema de medios. El investigador Felix Simon explicó que las grandes plataformas tecnológicas —que ya dominan la distribución de contenido informativo— están avanzando hacia un modelo en el que controlan también la creación, mediante sistemas generativos que compiten con los medios tradicionales. Esta situación genera nuevos dilemas legales, especialmente en torno a los derechos de autor y los acuerdos de licencias entre medios y empresas de IA, cuya falta de transparencia impide una valoración clara del contenido periodístico.
En un plano más social, la conferencia también abordó las desigualdades que la IA puede acentuar. Acuña señaló que idiomas como el guaraní, hablado por millones en Paraguay pero sin corpus escrito amplio, quedan fuera de los modelos actuales. Sannuta Raghu añadió que incluso lenguas tan extendidas como el hindi están representadas de forma anticuada y limitada. Roxana Radu, académica del Blavatnik School of Government, advirtió que la brecha digital se está ampliando con estas exclusiones, y que el acceso desigual a la IA amenaza con dejar a regiones enteras fuera de las decisiones sobre su desarrollo.
En paralelo, se discutieron los dilemas éticos que plantea la inteligencia artificial en entornos digitales cada vez más automatizados. La académica Victoria Nash advirtió sobre el creciente poder de las big tech sobre el ámbito académico, especialmente cuando financian investigaciones que podrían condicionar el tipo de preguntas que se hacen sobre el sector. La falta de estándares y protocolos comunes hace que muchas de estas herramientas se implementen sin regulación clara, abriendo la puerta a riesgos sobre la privacidad, la desinformación o la manipulación emocional de los usuarios.
En resumen, AI and the Future of News dejó un mensaje claro: la inteligencia artificial está reconfigurando no solo el periodismo, sino también el acceso al conocimiento, la construcción del debate público y las relaciones entre ciudadanos, medios y gobiernos. Aunque los avances técnicos son notables, lo urgente ahora es decidir, colectivamente, cómo usarlos de forma justa, transparente y al servicio de las personas. La conversación apenas comienza, y no debe quedar en manos exclusivas de ingenieros o ejecutivos, sino incluir también a periodistas, comunidades marginadas, legisladores y la ciudadanía en su conjunto.
Encuentra una cobertura completa en el artículo de John Cairns para Reuters Institute