Durante años, uno de los mayores retos en la lucha contra el cáncer ha sido su capacidad de resistir los tratamientos y adaptarse para sobrevivir. Pero un nuevo hallazgo del Departamento de Medicina de la Universidad de California en San Diego podría cambiar el rumbo de esa batalla.
Los investigadores lograron diseñar un anticuerpo innovador que transforma un viejo enemigo en un aliado: los macrófagos, células del sistema inmune que suelen coexistir con los tumores más agresivos. A diferencia de terapias previas, que fracasaron al depender de células “asesinas naturales” (NK), este enfoque aprovecha la presencia abundante de macrófagos en los tumores para reprogramarlos y hacer que ataquen al cáncer.
El tratamiento se centra en una proteína llamada integrina αvβ3, ausente en tejidos sanos pero común en cánceres de pulmón, páncreas y próstata. Al unirse a esta proteína, el nuevo anticuerpo activa la producción de óxido nítrico (NO) dentro de los macrófagos, una molécula que destruye células malignas y transforma el entorno del tumor en un espacio hostil para su crecimiento.
Los resultados en modelos animales y muestras humanas fueron extraordinarios: los tumores se redujeron drásticamente, y al eliminar los macrófagos, la terapia dejó de funcionar, demostrando que son esenciales para su éxito. Además, el tratamiento muestra alta precisión y bajo riesgo, ya que actúa solo sobre células cancerosas, sin dañar tejidos sanos.
Más que un avance técnico, este descubrimiento representa un cambio de paradigma en la inmunoterapia: usar las propias defensas del tumor para destruirlo desde adentro. El equipo liderado por la doctora Hiromi I. Wettersten planea iniciar ensayos clínicos en humanos, con la esperanza de ofrecer una opción real a pacientes con cánceres resistentes a todos los tratamientos conocidos.
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