La startup singapurense Flint ha desarrollado una batería recargable innovadora hecha con materiales sostenibles, incluyendo celulosa de origen vegetal, electrolitos a base de agua y metales reciclables. Con una densidad energética de 226 Wh/kg, esta tecnología promete ser una alternativa segura y económica a las baterías de ion-litio.
Uno de los principales beneficios de esta batería es su seguridad, ya que elimina el riesgo de incendios o explosiones gracias a su formulación estable y no tóxica. Además, al final de su vida útil, puede ser reciclada o incluso compostada sin dañar el medioambiente.
A diferencia de otras soluciones que buscan modificar la tecnología de baterías existentes, Flint ha replanteado desde cero su composición, reemplazando materiales problemáticos como el litio y el cobalto con metales fácilmente reciclables como el zinc y el manganeso. Además, su flexibilidad estructural permitiría fabricar baterías adaptables a distintos dispositivos y vehículos sin diseños predeterminados.
Flint ha diseñado su batería pensando en la producción en masa, utilizando los mismos procesos industriales que actualmente emplean las baterías de ion-litio. Esto facilitaría su escalabilidad y reduciría costos de fabricación hasta aproximadamente 50 dólares por kWh, menos de la mitad del costo promedio en 2024.
La empresa cerró una ronda de financiamiento inicial de 2 millones de dólares a finales de 2024 y planea comenzar la producción piloto este año. Si bien el camino hacia la comercialización presenta desafíos, Flint podría marcar un antes y un después en la industria de almacenamiento de energía con su innovación ecológica.
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