Albania presentó a Diella, una ministra generada por inteligencia artificial, que ahora “está embarazada” de 83 hijos. El anuncio lo hizo el primer ministro Edi Rama en el Berlin Global Dialogue. No se trata de bebés, sino de asistentes digitales que apoyarán a cada parlamentario del Partido Socialista.
Según Rama, estos “hijos” registrarán todo lo que ocurra en el hemiciclo, avisarán a los legisladores sobre debates que no presencien y sugerirán respuestas en tiempo real. El objetivo oficial es acelerar el trabajo parlamentario y reducir la desinformación. Rama prometió que el sistema funcionará plenamente a fines de 2026.
Diella nació como asistente en la plataforma e-Albania y luego fue “nombrada” para liderar la transparencia en compras públicas. El gobierno afirma que sus decisiones en licitaciones serán trazables, con cada fondo público a la vista. Es un experimento inusual: una “ministra” hecha de código y pixeles, con avatar femenino y vestimenta tradicional, que ocupa un rol político sin ser persona física.
Ahí surgen las polémicas. La Constitución exige ministros de carne y hueso. El nombre de Diella no está en la lista oficial aprobada por el presidente Bajram Begaj, aunque un decreto otorgó a Rama la responsabilidad de instaurar este ministerio virtual. La oposición denuncia un atajo institucional y acusa al oficialismo de usar el espectáculo tecnológico para concentrar poder.
La propia IA habló por video ante el Parlamento y generó caos. Dijo que la verdadera amenaza a las constituciones no son las máquinas, sino las decisiones inhumanas de quienes gobiernan.
La apuesta abre preguntas mayores: ¿quién responde por errores o sesgos de una “ministra” algorítmica? ¿Qué controles habrá sobre sus “hijos” que monitorean políticos? ¿Es transparencia o vigilancia envuelta en estética futurista? Albania ensaya hoy un límite entre administración pública y experimento tecnológico.
Más información en el artículo de La Stampa.
Imagen: Heraldo USA.