La UNESCO acaba de dar un paso histórico: ha aprobado la primera norma mundial sobre la ética de la neurotecnología, un campo que promete revolucionar la medicina, la comunicación y hasta la manera en que pensamos, pero que también plantea riesgos profundos para la privacidad y la dignidad humana. La nueva Recomendación, que entrará en vigor el 12 de noviembre, busca garantizar que el desarrollo de estas tecnologías no vulnere los derechos fundamentales de las personas.
La neurotecnología permite registrar, modular o incluso estimular directamente la actividad cerebral. Sus avances médicos son asombrosos: tratamientos que alivian el Parkinson o la depresión, prótesis que responden al pensamiento, y dispositivos que permiten comunicarse sin hablar. Pero, fuera del laboratorio, su expansión comercial ha sido vertiginosa. Hoy existen diademas o auriculares capaces de leer señales neuronales para medir el estrés o el sueño. Millones los usan sin saber que esos datos podrían revelar emociones, pensamientos o hábitos, y ser compartidos sin su consentimiento.
El nuevo marco ético de la UNESCO exige que los gobiernos protejan la “inviolabilidad de la mente humana”, prohíban el uso no terapéutico en niños y jóvenes, y eviten que empresas o empleadores utilicen esta tecnología para controlar la productividad o manipular el comportamiento. También demanda transparencia total y consentimiento informado en todos los ámbitos.
La directora general Audrey Azoulay subrayó que esta norma refleja una convicción esencial: el progreso tecnológico solo tiene sentido si respeta la ética y la dignidad humana. Con este acuerdo, la UNESCO consolida su papel como árbitro global en la gobernanza de tecnologías emergentes, tras su precedente con la inteligencia artificial. Ahora, la responsabilidad recae en los países: convertir la protección de la mente en ley antes de que el cerebro se vuelva el nuevo campo de batalla digital.
Más información en la web de UNESCO.