El 2026 será un año para líderes tecnológicos con nervios de acero. Según las nuevas predicciones de Forrester, los directores de tecnología (CEOs) enfrentarán una tormenta de innovación, volatilidad y presión financiera sin precedentes. Tendrán más presupuesto, sí, pero también más responsabilidad y más riesgos. En esta era de inteligencia artificial desbocada, el liderazgo tecnológico ya no consiste en implementar herramientas, sino en rescatar proyectos fallidos, justificar cada dólar invertido y mantener cohesionados equipos híbridos de humanos, bots y trabajadores temporales.
El primer gran desafío: el caos de la inteligencia artificial. Uno de cada cuatro CEOs deberá intervenir para salvar proyectos de IA que se estancaron o fracasaron. Muchos de estos sistemas “inteligentes” no alcanzarán las expectativas, y los directores tecnológicos serán los encargados de poner orden, establecer normas éticas, mejorar los datos y evitar costosos errores de gobernanza.
El segundo reto será demostrar valor real. Con presupuestos que crecen más rápido que la inflación —impulsados por la nube, la ciberseguridad y la IA—, los ejecutivos de finanzas exigirán pruebas concretas de que cada inversión se traduce en beneficios medibles. El CEO deberá convertirse en traductor entre el lenguaje técnico y el de negocio, utilizando marcos financieros y analítica avanzada para mostrar resultados tangibles.
Y, por último, la revolución del trabajo. En 2026, un tercio de los departamentos de TI funcionará con una mezcla de empleados, agentes de IA y trabajadores freelance con varios empleos. Los mejores líderes serán aquellos que logren equilibrar automatización con empatía, protegiendo la seguridad laboral y manteniendo la cohesión en entornos fragmentados.
En resumen, el próximo año premiará a los CEOs que dominen la improvisación, el análisis y el sentido del humor. Porque en 2026, la única constante será el cambio.
Más información en el artículo de Mark Moccia para Forrester.