Un equipo del Instituto de Tecnología de Harbin, en China, ha presentado un robot cuadrúpedo de apenas siete centímetros y 14 gramos que está redefiniendo los límites de la miniaturización. Su diseño logra lo que antes parecía imposible: moverse con precisión microscópica, resistir golpes extremos y seguir funcionando sin interrupciones.
El secreto de su rendimiento está en el uso de materiales piezoeléctricos, capaces de generar movimiento sin necesidad de motores ni engranajes tradicionales. Gracias a esta innovación, el robot evita el desgaste mecánico y la interferencia electromagnética que limitaban a otros modelos. Todo su sistema —alimentación, control, comunicación y propulsión— está integrado dentro de una estructura metálica compacta, lo que le otorga una notable resistencia y autonomía de más de 30 minutos.
Las pruebas realizadas demostraron su resiliencia excepcional: el robot fue pisado por un adulto de 66 kilos, lanzado al suelo y golpeado varias veces, sin perder funcionalidad. Además, puede transportar casi 29 veces su propio peso y desplazarse a una velocidad sorprendente de 47 veces su longitud corporal por segundo.
El prototipo también incorpora sensores visuales que le permiten seguir objetos, reconocer colores y detectar formas en tiempo real, lo que abre posibilidades en inspecciones industriales, monitoreo ambiental y tareas de rescate en zonas inaccesibles.
Los investigadores destacan que este avance ofrece una nueva forma de concebir la robótica a pequeña escala, combinando fuerza, ligereza y precisión. A futuro, planean añadir microgarras, módulos de manipulación y sistemas de navegación autónoma para extender sus aplicaciones en sectores como la medicina, la exploración o la ingeniería.
Más información en el artículo de EurekAlert.
