Albania ha sorprendido al mundo al presentar a Diella, la primera ministra de inteligencia artificial, con la misión de erradicar la corrupción en la contratación pública. El anuncio lo hizo el primer ministro Edi Rama, quien acaba de iniciar su cuarto mandato, y no tardó en generar tanto entusiasmo como escepticismo.
Diella, cuyo nombre significa “sol” en albanés, no es un ser humano, sino un modelo de inteligencia artificial ya probado como asistente virtual en trámites estatales. Rama decidió elevarla simbólicamente a su gabinete como ministra de adquisiciones públicas, convencido de que una IA puede garantizar procesos más rápidos, transparentes y, sobre todo, inmunes a los escándalos que suelen empañar la política. “Queremos que las licitaciones públicas estén 100% libres de corrupción”, declaró.
Aunque la constitución impide que un algoritmo sea reconocido oficialmente como ministro, la apuesta busca enviar un mensaje contundente: Albania quiere “adelantarse” a países más avanzados mediante soluciones tecnológicas que minimicen la manipulación y fortalezcan su camino hacia la Unión Europea. Bruselas ha sido clara en que el combate a la corrupción es condición indispensable para la adhesión en 2027, lo que da a la iniciativa un fuerte trasfondo político.
Las reacciones han sido mixtas. La oposición tildó la medida de “ridícula” e “inconstitucional”, mientras que algunos empresarios y expertos ven potencial si el experimento se traduce en sistemas reales que refuercen la transparencia. Para especialistas en corrupción como Andi Hoxhaj, la IA podría convertirse en una herramienta valiosa para detectar irregularidades en tiempo real.
Rama admite que hay un componente teatral en su propuesta, pero insiste en que su intención es seria: presionar a los demás ministros a modernizarse y rendir cuentas. En otras palabras, el mensaje es claro y provocador: si los políticos no hacen su trabajo, quizá la inteligencia artificial pueda hacerlo mejor.
Más información en la nota de Guy Delauney para BBC.
